Aparte de lo que tan bien ha explicado Al-K, el problema con las fotos es que no dejan de ser arte, de modo que por el momento —y seguramente por muchísimas más décadas, cuando no siglos— ninguna inteligencia artificial es capaz de suplir el buen o mal gusto que tenga o quiera transmitir el fotógrafo o dibujante que, junto a su talento (a nivel técnico sí podría ser factible que una máquina lo supla, después de todo hace años las cámaras digitales tienen entre otras cosas enfoque automático) y acervo sociocultural, hacen de su trabajo algo único o por lo menos especial.
Lo mismo ocurre para el caso de la música, que no existe una tecnología fiable que permita describir una melodía cual la concebimos en la mente y generarla, de modo que podremos tener una gran idea musical pero, si no la ejecutamos con instrumentos (o a través de alguien que sepa ejecutar los instrumentos y a quien nuestra idea le atraiga) o por lo menos no sabemos emplear secuenciadores MIDI se quedará gimiendo dolorosamente en nuestro bocho.
Con la literatura, sin que las limitaciones que describo desaparezcan, es más fácil de explicar: se podría concebir un sistema que a través de un electroencefalograma traduzca en palabras lo que pensamos. Como la lengua tiene normas ortográfico-gramaticales y ortotipográficas el sistema podría generar una gran narración desde el punto de vista del uso culto en base a esas normas debidamente codificadas pero, al escapar a las máquinas la comprensión de dobles sentidos y otros innumerables recursos como pueden ser metáforas, coloquialismos o juegos de palabras, la narración generada carecería de esos toques subvertivos o de cualquier modo emocionantes que hacen la literatura un arte tan apasionante. En otras palabras, el resultado juzgado como literatura sería una cagada.
Yendo a la cuestión subjetiva de tu frustración, y sin hablar desde afuera porque yo también soy ciego, ser ciego no tiene por qué implicar que no podamos dar a entender lo que imaginamos; a lo más, y eso sí que es una verdadera pena, lo único que lamento es no poder saber sin tocar sobre los atributos de determinadas minas (o tías como dicen en España), sin que tal impedimento libere al respecto mi Superyó de las ¿normas de urbanismo?

. No podemos dar a entender nuestros pensamientos a través del arte gráfico, pero lejos de limitarnos ello es un aliciente para desarrollarnos más en otras artes como la música y la literatura que, a pesar de las barreras existentes (p. ej. teclados musicales cuyas guías de voz para sus funciones son inexistentes o limitadísimas), sí están a nuestro alcance tanto para consumirlas como para generarlas y, lo que es más importante, disfrutar de ese incomparable desarrollo que supone aprender de otros autores.
Frustrarte por esto capaz se justifique en otros ámbitos de tu vida, pero si lo comentas por las AC no hay de qué preocuparse porque, como bien has dicho, la regla en las aventuras conversacionales es el texto y, aun si gustan de la multimedia, todos los jugadores de ficción interactiva están dispuestos a leer texto y conducir su imaginación en base a él. Si no fuera así, tienen muchas más alternativas que encima de más visuales son social y publicitariamente más promocionadas.
Piensa sino en las aventuras de Incanus, que a lo más que tienen es un gráfico en la portada pero ninguno en los juegos en sí. ¿Acaso la gente las critica negativamente o deja de jugarlas por no haber ilustraciones que den cuenta de lo que piensa o se imagina el autor? Yo no y es más, me atrevería a decir que por la ausencia de gráficos la excelencia de sus textos se ve si cabe magnificada.